• Predicació

Discerniendo el llamado de Jesús.

Matthew Norman

La historia que vamos a estudiar juntos esta semana es una historia sobre cómo hacer algo que siempre hemos hecho de una nueva manera. A veces nos quedamos atrapados en nuestras tradiciones, nuestras rutinas, y perdemos la oportunidad de intentar hacer algo nuevo. Nos perdemos las señales de Dios obrando en nuestras vidas que nos muestran cómo re-imaginar cómo seguir a Cristo para que nuestras prácticas como iglesia sean relevantes, contextuales y tengan significado para el momento en el que nos encontramos. Esta historia hoy nos ayuda a considerar qué pasa cuando practicamos discernimiento y escuchamos cómo Dios está pidiendo que actuemos.

Estudiamos hoy un pasaje de la escritura en Lucas. Lucas 5:1-11. Podéis leerlo conmigo o cerrar los ojos y escuchar el texto. Mientras leáis o escucháis, pensad en esta pregunta… ¿Qué podemos aprender de este pasaje para ayudarnos a crecer como seguidores de Jesús?

Cierto día, mientras Jesús predicaba en la orilla del mar de Galilea,[a] grandes multitudes se abalanzaban sobre él para escuchar la palabra de Dios. Jesús notó dos barcas vacías en la orilla porque los pescadores las habían dejado mientras lavaban sus redes. Al subir a una de las barcas, Jesús le pidió a Simón,[b] el dueño de la barca, que la empujara al agua. Luego se sentó en la barca y desde allí enseñaba a las multitudes.

Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón:

—Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.

—Maestro—respondió Simón—, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes nuevamente.

Y esta vez las redes se llenaron de tantos peces ¡que comenzaron a romperse! Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse.

Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había sucedido, cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo:

—Señor, por favor, aléjate de mí; soy un hombre tan pecador.

Pues estaba muy asombrado por la cantidad de peces que habían sacado, al igual que los otros que estaban con él. 10 Sus compañeros, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, también estaban asombrados.

Jesús respondió a Simón:

—¡No tengas miedo! ¡De ahora en adelante, pescarás personas!

11 Y, en cuanto llegaron a tierra firme, dejaron todo y siguieron a Jesús.

¿A cuántos de vosotros os gusta ver películas? ¿Algunos habéis visto alguna vez una película que comienza sin hablar, pero que la cámara simplemente le muestra lo que está ocurriendo? Tal vez veis una ciudad y luego el mercado de la ciudad con gente caminando por los puestos, y vendedores llamando. Luego cambia a una persona, y la cámara sigue a esa persona a través del mercado … Eso es lo que está ocurriendo aquí. Lucas está describiendo la escena para nosotros.

Entonces, ¿Qué podemos aprender acerca de Jesús con esta imagen que Lucas nos da? ¿Qué podemos aprender sobre la multitud? ¿Qué podemos aprender de los pescadores?

Desde esta imagen, podemos aprendemos que, tal vez, Jesús está un poco agobiado y necesita un poco de espacio para que pueda enseñar. Creo que es normal. A veces, para hacer las cosas que amamos, tenemos que separar nuestro mismo desde todo el ruido que puede rodearnos. Un poco de espacio puede cambiar todo. Este espacio puede dar nos una nueva vista del mundo desde donde podemos ganar una nueva perspectiva. Nueva perspectiva puede ayudamos a discernir cómo necesitamos enseñar.

Aprendemos que la gente realmente quiere escuchar lo que Jesús tiene que decir sobre Dios. Esta gente tenía tantas ganas de aprender cosas sobre Dios que habían llegado desde muchos lugares. Hoy en dia he oído que la gente en nuestras comunidades no quiere o no tienen interés en Dios. Pero creo que esto no es verdad. Creo que ellos tienen interés, pero están buscando alguien a quien puedan demostrar con su vida, el amor de Dios en Jesús. Ellos están esperando para decirle a que Dios está aquí, trabajando desde el poder del espíritu Cristo, en cada comunidad, en cada persona. Ellos están esperando a escuchar que Dios está invitándonos a nuestra transformación en Cristo, a vivir vida en una manera diferente. Ellos están esperando a escuchar que Dios nos ama, porque esto puede cambiar todo.

Y probamente lo más importante de esta historia, aprendemos que los pescadores estaban limpiando sus redes. Habían estado haciendo lo que normalmente hacían, pescando toda la noche, y ahora estaban sentados limpiando sus redes. Qué curioso, que algo normal, como está ocurriendo aquí con los pescadores, puede ser tan importante para nuestro aprendizaje desde esta historia.    

¿Alguna vez habéis estado pescando? ¿Tenemos pescadores aquí? ¿Por qué crees que habían estado pescando por la noche?

Investigué por qué la gente de este tiempo pescaría de noche. La mayor parte de la pesca se realizaba de noche para que los peces no pudieran ver y nadar alrededor de las redes. Hoy en día, las redes de nylon previenen este problema. Pero, los peces son inteligentes y, por lo tanto, pescar por la noche ayudaba a los pescadores a atraparlos en sus redes.

Así que pescar de noche se convirtió en la rutina habitual de esta época. Si querías pescar durante este tiempo, tenías que salir de noche a las aguas profundas con al menos dos barcas para poder estirar la red entre las barcas y los peces podrían capturarse.

Era un trabajo duro. Estoy seguro de que Simón y los otros pescadores estaban cansados ​​después de pescar toda la noche. Y aquí Jesús les está pidiendo que vuelvan a las aguas profundas y que tiren sus redes. ¿Y cómo responde Simón? Él dice, «Bueno, hemos estado pescando toda la noche y no hemos capturado nada». Tal vez es como si Simón estuviera diciendo, “hacemos esto todo el tiempo, es nuestra rutina normal, pero ‘si quieres que rompamos la rutina y hagamos lo que siempre hacemos de una manera diferente’ … bueno, Si crees que lo sabes mejor, lo intentaremos por ti, Jesús.”

Y puede ser que Simón estuviera diciendo esto en la manera en que a veces nos hacemos cuando encontramos alguien nuevo que piensen que ellos saben mejor sobre, cómo hacer algo, que nos hacemos diariamente. Esto nos ha ocurrido a todos nosotros. Hay gente que piensa que ellos saben mejor que todos. Es fácil en esos momentos ignorar lo que ellos están diciendo y seguir como si nada. Pero por alguna razón, Simón no hace esto. El escucha a Jesús, y aunque está cansado, hace lo que dice Jesús. ¿Que hay en Jesús, que afecta la decisión de Simón? Puede ser que fuera la misma razón que la gente tenía, quien quería venir a escuchar a Jesús. Algo especial estaba ocurriendo.

¿Qué rutinas tenemos en nuestras vidas? Por ejemplo, ¿te levantas todos los días a la misma hora, comes lo mismo para el desayuno … sea lo que sea?

¿Qué rutinas seguimos como iglesia? ¿Qué hacemos como iglesia que se ha convertido en algo que siempre hacemos, algo normal, habitual? ¿Qué pasaría si Jesús apareciera y nos pidiera que hiciéramos algo diferente? ¿Cómo responderíamos?

Esta es una historia sobre cómo hacer algo de una manera diferente. Esta historia nos ayuda a ver lo que ocurre cuando practicamos el discernimiento y escuchamos cómo Dios nos está guiando para actuar. Jesús le pide a Simón que salga al agua profunda.

En muchas historias en la parte del Antiguo Testamento de la Biblia, «aguas profundas» representa el caos. Es un lugar de caos, donde todo puede pasar. Y aquí Jesús le está diciendo a Simón, vuelve a las aguas profundas, el lugar del peligro y el caos, y trata de pescar nuevamente. Esto es interesante porque nuestras rutinas nos suelen hacer sentir seguros y el caos es lo contrario a una rutina. Y la historia dice que Simón lo hace. Él rompe la tradición, rompe su rutina, va durante el día y va con solo una barca. Por lo general, iban con dos barcas debido al peligro de salir a las aguas profundas. Pero él va con uno aquí y ocurre algo sorprendente. Cogen tanto pescado que la red comienza a romperse. Simón tiene que llamar a los otros pescadores para que traigan la otra barca. Y cuando la otra barca llega allí, tienen tanto pescado que las barcas casi se hunden.

¿Y qué hizo Simón en ese momento? Cayó de rodillas y le pidió a Jesús que se alejara de él porque era un pecador.

¿Con qué frecuencia tenemos una excusa cuando Jesús nos llama a romper nuestras rutinas y seguirlo? Realmente queremos seguir a Jesús. Venimos a la iglesia, leemos nuestra Biblia, tratamos de vivir como Jesús nos enseña con nuestros amigos, en el trabajo y con la familia. Pero, de repente, seguimos una rutina, y las rutinas después de un tiempo se convierten en tradiciones. Mira, las rutinas y las tradiciones no son malas. Pero, si no tenemos cuidado, algún día tendremos un encuentro como Simón y tendremos que tomar una decisión. Tenemos que decidir si rompemos nuestra rutina. ¿Hacemos algo que Jesús nos está pidiendo que hagamos, si eso significa cambio? ¿Y si cambiamos, ¿qué pasa cuando veamos los resultados? ¿Caemos de rodillas como Simón aquí asustado? ¿Ofrecemos esto como excusa para no tener que volver a hacerlo?

¿Qué miedo nos impide escuchar a Jesús? Y si de alguna manera tenemos el coraje de escuchar, ¿qué excusas ofrecemos para no tener que volver a hacerlo?

¿Qué excusas le hemos dicho a Jesús?

Tomemos un momento ahora mismo, cerramos los ojos y pensemos en las excusas que ofrecemos a Jesús para que podamos mantenernos seguros en nuestras rutinas y nuestras tradiciones.

Pensad en una excusa que impide vuestra habilidad para seguir a Jesús. Entregad vuestra excusa a Dios. Dios tiene la capacidad para llevar nuestras excusas y darnos amor a cambio.

Vamos a parar un minuto y oremos juntos: Jesús, levantamos estas excusas que tenemos para evitar seguirte. Tómalos y con tu gracia y misericordia ayúdanos a seguirte todos los días. Amén

Jesús responde a Simón de una manera interesante. “No temas; desde ahora serás pescador de personas.” No reprende a Simón y habla de lo horrible que es, ni de que es pecador. Él no se enfada porque Simón ofrece una excusa y tiene miedo.

No, lo miró y dijo: «estás bien, no tengas miedo». Es como Jesús estuviera diciendo, ¡Puedes hacer esto! Puedes convertirte en mi seguidor y no solo en seguidor de la rutina. Y, el mundo va a cambiar. La gente se unirá a ti y vivirá como seguidor de Cristo también.

Jesús nos dice que podemos despertar a la guía de Cristo cuando nos llama a actuar en cada momento de nuestras vidas. Podemos ser transformados en una comunidad que atraiga a otros a hacer lo mismo. Cuando nosotros, como comunidad, comenzamos a vivir hoy, conscientes de la presencia de Dios y discerniendo cómo Dios nos llama a vivir y actuar en nuestra comunidad, entonces comenzamos a vivir BUENAS NOTICIAS, comenzamos a vivir, a actuar y a expresar el Evangelio.

Vivir una rutina no requiere mucho pensamiento, podemos hacerlo sin siquiera intentarlo. Pero seguir a Cristo requiere esfuerzo. Tenemos que ser conscientes de lo que está ocurriendo en todos los momentos. Tenemos que convertirnos en discernidores activos, listos para vivir y actuar como Dios llama en el momento. Necesitamos tener ojos que puedan ver cómo Dios está obrando en nuestras vidas y comunidades. Necesitamos tener oídos que puedan escuchar la obra de Dios en las vidas de nuestros amigos, familiares y vecinos.

Por eso estamos aquí hoy. Para discutir y aprender juntos cómo convertirnos en seguidores activos de Jesús. Para aprender cómo ser la iglesia en esta comunidad.

¿Entonces cómo hacemos esto? ¿Cómo podemos salir de vivir una rutina y empezar a escuchar y discernir activamente a Cristo? Esta semana mientras vives tu vida, tómate un momento un día. Siéntese con un boli y papel, y escriba una idea que tenga que pueda serle de ayuda. Piense en sus rutinas y en cómo podría comenzar a escuchar a Jesús cuando él le pide que intente algo de una manera nueva. Entonces prueba tu idea y ve qué pasa. No sé, tal vez la próxima semana en la iglesia, puede que tengas un momento en el que puedas compartir las historias de cómo Dios te pidió que le siguieras esta semana y qué sucedió cuando lo hiciste.

Dios está obrando en este mundo, si miramos y escuchamos, Dios nos transformará en pescadores de personas. Dios os bendiga, Amén